
Un ciclo que se inicia con la llegada de un camión, de nuestra flota o del proveedor externo, cargado de palets utilizados. Una vez descargado, va a la zona de clasificación donde nuestro equipo realiza un reconocimiento para comprobar su estado. En una primera fase, se separa el palet en buenas condiciones del que está roto o presenta desperfectos. El bueno se almacena como nuevo materia de stock, donde se colocará según su tipología, características, formato y medidas, de manera que se garantice su rápida distribución.
El que necesita reparación pasa por una segunda fase de diagnóstico donde se identifica si puede ser arreglado o, en caso contrario, si es inservible se envía al desguace. Es en esta parte donde la mirada, buen criterio y experiencia de nuestro equipo humano es clave para detectar los problemas e imaginarse como puede repararse. Esto es gracias a que los equipos son rotativos y experimentan cada parte del proceso. En la siguiente estación, un segundo equipo, siempre de tres personas, desmonta el palet y lo repara extrayendo los elementos rotos, remachado de clavos y clavándolos mediante máquinas neumáticas. Para su reconstrucción se utilizan materiales reciclados, hasta que el palet cumple con las condiciones de calidad requeridas para volver a ser servido.